La Cárcel de Pentridge fue construida en 1850 y cerró sus puertas oficialmente en mayo de 1997. En los círculos carcelarios se la conocía como "The Bluestone College", la Universidad de Piedras Azules.
En la actualidad, se está derribando parte de la cárcel para construir pisos. La fachada principal todavía se conserva, así como algunos cuartos.
Durante la carrera por el oro local, la criminalidad aumentó y fue necesario construir una nueva prisión. Había muchas piedras azules que tallar en la región, de lo que se ocuparon los prisioneros de cara a la construcción de la carretera Melbourne-Sydney.
Después de que el número de presos creciera, la cárcel se modernizó en 1870. Se construyeron murallas y torres de vigilancia. Por aquel entonces, la cárcel acogía a 650 hombres y a 100 empleados.
Poco a poco las condiciones fueron mejorando. En 1945 se dio permiso a una visita mensual y a una carta cada 15 días. Se construyeron talleres de producción dentro de la cárcel durante los años 60.
En 1970, se detuvo a más de 1000 presos; y también se introdujeron nuevos derechos: leer, estudiar, hacer teatro.
Las ejecuciones tenían lugar dentro de la propia cárcel. La última, por colgamiento, se produjo en 1967. Ronald Ryan había matado a uno de los guardias durante un intento de fuga.
A partir de 1984, se produjeron numerosos escándalos: huelgas, drogas, motines... La privatización de las prisiones unos años más tarde no sirvió para arreglar la situación y en 1997, Pentridge cerró definitivamente sus puertas.
Octobre 2005, Melbourne. Si fugarse de Pentridge tenía fama de ser dificil, meterse dentro fue igual de costoso.
Abandonada desde hace 10 años cuando la exploramos, el sitio sigue estando repleto de cámaras y detectores de movimiento. Las puertas blindadas y las rejas están soldadas o cerradas con cadenas. Tuvimos que escalar murallas, rejas de seguridad, tejados, luego el desván y por fin, después de dos horas ¡estábamos dentro!
Allí dentro reina el negro absoluto y el ambiente es muy siniestro. Todo está intacto, los muebles, las celdas que se conservan, los graffitis de los prisioneros. Las fotografías que hemos colgado no son, ciertamente, las mejores de esta página, pero esta exploración ha sido sin duda la más intensa...
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