Un sacerdocio.
La rutina habitual de un trabajo diario nunca les ha interesado.
Prefirieron la Nación, o su ambición, a una vida dedicada a pudrirse en casa.
Decidieron alistarse y embarcase para luchar.
En el mejor de los casos, contra los vientos y las mareas.
Deseosa de aliviar los males de aquellos que le eran devotos, la Patria se dotó, desde el siglo XVII, de establecimientos de cuidados de alta calidad.
El hospital naval de Rochefort curaba a los militares que regresaban de las expediciones exóticas, así como a los carpinteros que preparaban los navíos. Los cuidados que proporcionaban fueron considerados de los mejores de aquella époqua.
Además de contar con equipos muy profesionales, la convalecencia era mucho más dulce dado que todo estaba concebido de manera a calmar esos días de aflicción.
La estética de la arquitectura, diseñada con pabellones, favorecia el paso de los rayos del sol. Para el binestar de los pacientes. El edificio incluía, para aquellos que habían perdido la esperanza de salvación, una parroquia y dos capillas.
Confirman su importancia, el simple hecho de haber albergado la primera escuela de medicina de Europa así como la escuela de medicina naval más antigua del mundo.
Los pacientes estuvieron mimados pero también los futuros médicos: contaban, in situ, con un alojamiento a la altura, y también tenían la oportunidad de estudiar en una biblioteca que contaba con decenas de millares de obras y una amplia sala de enseñanza.
Con los años, el hospital se fue modernizando sin perder nada de su belleza original. Sin embargo, en 1983, tuvo que cerrar sus puertas al no corresponder con los estándares sanitorios contemporáneos.
El edificio, sano en sus cimientos, encontró un comprador que lo transformó en viviendas múltiples.
No ha sido declarado monumento histórico y todavía queda una parte des conjunto por asignar.
Queda la esperanza de que un comprador razonable se acerque a la cabecera de sus fracciones antes de que sea demasiado tarde... *
*Texto y fotos del libro "Forbidden Places: descubrimientos insólitos de un patrimonio olvidado"
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